Los especialistas de salud británicos expresan su preocupación por un aumento significativo en el número de muertes excesivas tras el punto culminante de la pandemia de COVID-19.
En un artículo publicado recientemente en The Lancet, expertos de salud académicos y gubernamentales reportaron que hubo entre 28.000 y 28.500 muertes adicionales en los primeros seis meses de 2023 Esto representa un aumento del 8,6% del exceso de mortalidad con respecto al promedio en un periodo de cinco años, excluyendo 2020. Adicionalmente, supera el aumento de 7,2% en 2022, durante el cual se registró 44.255 muertes adicionales en el Reino Unido.
La mayoría de las muertes fueron atribuidas a causas cardiacas. Del exceso de muertes registrado durante el periodo de junio de 2022 a junio de 2023, las enfermedades cardiovasculares (ECV) representaron el 12% de los casos, la insuficiencia cardíaca el 20% y el 15% murió por cardiopatía isquémica. Otras causas de muerte incluyeron enfermedades hepáticas (19%), infecciones respiratorias agudas (14%) y diabetes (13%). Los fallecimientos cardiovasculares fueron particularmente altos en la población de 50 a 64 años.
La Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) del Reino Unido también encontró que las muertes en el hogar fueron un 22% más altas de lo previsto, mientras que las muertes en hospicios fueron un 12% más bajas. Esto indica que muchas de estas muertes fueron repentinas e inesperadas.
Adicionalmente, los científicos señalan en su artículo que, a diferencia de la pandemia, cuando los adultos mayores representaron el mayor exceso de muertes, las poblaciones afectadas ahora son en su mayoría adultos de mediana edad y más jóvenes:
El mayor número de muertes excesivas en la fase aguda de la pandemia se produjo en adultos mayores. El patrón actual es el de un exceso persistente de muertes que son más prominentes en términos relativos en los adultos de mediana edad y más jóvenes, siendo las muertes por causas cardiovasculares y las muertes en domicilios privados las más afectadas
The Lancet
Los autores sugieren varias causas potenciales para el aumento en el exceso de muertes, mientras se mantienen en incertidumbre por la razón exacta.
Es probable que las causas de este exceso de muertes sean múltiples y podrían incluir los efectos directos de la infección por Covid-19, extrema presión en los servicios intensivos de NHS que resultan en peores resultados de los episodios de enfermedades agudas y la interrupción de la detección y el tratamiento de enfermedades crónicas. Un análisis más detallado por causa y por grupo de edad y sexo puede ayudar a cuantificar las contribuciones relativas de estas causas.
The Lancet
Un número significativo de estas muertes entrarían en la categoría síndrome de muerte súbita del adulto (SADS), como British Heart Foundation la define. SADS se caracteriza por la muerte repentina e inesperada a causa de un paro cardíaco, sin causa identificable.
El Reino Unido ha estado perplejo por meses debido al aumento de muertes inexplicables, provocando que académicos y los medios de comunicación estén en busca de respuestas.
Se han propuesto varias hipótesis, una de las cuales es la afirmación del director médico del Reino Unido, Chris Whitty, de que las muertes se atribuyen a una disminución en las recetas de medicamentos para el corazón, a pesar de la ausencia de pruebas que respalden esta afirmación. Contrariamente a lo que otros afirman, la Asociación Médica Británica rechazó la idea de que las muertes fueran causadas por huelgas de médicos. En mayo, Mirror sugirió que el “cambio climático” puede ser un factor contribuyente debido al calor recurrente durante el verano, que se espera que empeore a medida que el cambio climático siga representando un peligro significativo.
Los especialistas médicos piden una investigación sobre el exceso de muertes, especialmente por la preocupación de que se pueda culpar a las vacunas contra COVID-19.
Según el director de Doctorcall, el Dr. Charles Levinson, la falta de comunicación del gobierno está dando paso a “teorías dañinas,” Express UK aclara que son propagadas por los “antivacunas.”
“La negativa a discutir abiertamente estas estadísticas es una abdicación de responsabilidad por parte de la comunidad científica, lo que lleva a una erosión irreversible de la confianza por parte de la sociedad,” declaró Levinson. “Ha habido silencio total sobre la crisis por parte de casi todos, dejando un vacío que se está llenando con teorías potencialmente peligrosas.”
El director del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford, el profesor Carl Heneghan, ha enfatizado la necesidad de realizar una investigación sobre el creciente número de muertes. Sin embargo, descartó cualquier afirmación que vincule a las vacunas con estas muertes como una especulación infundada.
La investigación del Gobierno sobre estos asesinatos ha sido un fracaso total. “Esto indica una falta de conocimiento sobre cómo prevenir eficazmente más muertes evitables, lo que a su vez contribuye a la difusión de teorías infundadas sobre las causas,” afirmó Heneghan.
Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) han descubierto una notable asociación entre las vacunas COVID-19 y un aumento del 25% en los eventos cardíacos entre los jóvenes. El estado de Florida, en un comunicado advirtiendo contra vacunar a hombres de 18 a 39 años, citó su propio análisis que mostró un aumento del 84% en la incidencia relativa de muerte relacionada con el corazón entre hombres de 18 a 39 años dentro de los 28 días posteriores a una vacuna de ARNm.
En Gran Bretaña se observa otra tendencia preocupante y hasta ahora “inexplicable,” que incluye un notable aumento del 50% en los casos de arritmias cardíacas. Según British Heart Foundation (BHF), alrededor de 1 de cada 45 británicos sufre actualmente fibrilación auricular, también conocido como latidos cardíacos irregulares.
BHF realizó un análisis de los datos del Servicio Nacional de Salud (NHS) del Reino Unido y descubrió que el número de casos de fibrilación auricular han superado los 1,5 millones, un aumento significativo con respecto al millón de casos en 2013.